jueves, 19 de febrero de 2009

Entrevista a militante de H.I.J.O.S

—Pensando en esa evolución, ¿cómo se proyectan hacia adelante?
Emiliano: —Nosotros hemos pasado estas fronteras con varias cuestiones: en el ’96, acá en la movilización en La Plata de los estudiantes, con la represión que hubo, o cuando empiezan los primeros piquetes en la ciudad, también. Ponernos a la cabeza. No sé si ponernos a la cabeza, pero acompañar. Es acompañar en ese sentido, de compartir algunos espacios con otros sectores. Este colectivo en el que estamos hoy, el Galpón (Sur), hay varias organizaciones: con algunas coincidimos, con otras no, pero podemos trabajar en un punto específico, tener varios aspectos directos de la práctica. Yo creo que hemos avanzado un poquito en ese sentido. Es decir, no solamente en el tema discursivo directo, sino en la práctica. A veces, como todos, tenemos quilombos por no ser muchos, pero bueno, tratamos de ir a ver a Gabriel (Roser), tratar de acompañarlo, esa posibilidad de, como los compañeros que pelearon en los ’70, ser solidarios con el otro, seguir continuando esa cuestión. No solamente ser solidario desde un discurso que es muy lindo que te aplaudan, pero también en la práctica. Por eso nosotros a veces, casi en todas las actividades que hacemos, planteamos abrir el espacio. Porque también sabemos que solos no vamos a llegar a ningún lado.
Marcela: —Y también tiene que ver con que nosotros siempre decimos que levantamos las banderas de los 30.000 compañeros desaparecidos, por un país justo, por el país que ellos soñaban, y me parece que si sólo se queda en una consigna, no tenemos razón de ser. Ese país nosotros todavía no lo vemos, no vemos que estemos en el camino de que ese país sea, y me parece que aportando nuestro granito de arena desde la agrupación, toma otro significado esto de decir “reivindicamos la lucha de nuestros viejos”.
Emiliano: —La cuestión es que a veces la misma coyuntura te lleva a analizar todo un período político en general, no solamente el espacio de la dictadura del ‘76 al ‘83.
No fue desde siempre que en HIJOS hay militantes que no son hijos de desaparecidos. ¿Cuándo empezó a abrirse más el juego?
Emiliano: —La primer regional que empezó a laburar así fue Rosario, porque tiene otra coyuntura, hacía un trabajo social y barrial. Y Rosario llevó la discusión una vez a un congreso nacional, que la militancia en los Derechos Humanos en la actualidad también sigue, que el mismo aparato represivo de ayer sigue hoy y sigue reprimiendo adentro de los barrios, adentro de las comisarías, y que el terrorismo de Estado no solamente tocó a los afectados directos. Le tocó a toda la sociedad argentina Entonces, en una asamblea, en una reunión, se trataba de escuchar a todo el mundo. Estemos de acuerdo o no, escuchar, saber qué piensa el compañero que tenemos enfrente y el compañero que tenemos al lado, para poder llegar a un consenso. Este famoso consenso que nadie pudo creer que iba a llegar a estos diez años. Cuando HIJOS salió, yo creo que nadie pensó que iba a avanzar estos últimos caminos.
—¿Y qué otros cambios se fueron produciendo dentro del organismo?
Emiliano: —Yo creo que un cambio fundamental fue cuando algunos compañeros de la agrupación venían con la idea de la búsqueda de los hermanos. Esto fue a partir del ’97: se planteó otra discusión, un laburo que lo estaba haciendo otro organismo. Primero fue aprender en la búsqueda, cómo hacer esa búsqueda, llevar una discusión nacional, porque como estábamos en todo el país, teníamos otra mirada. Más allá de que respetamos la lucha que tiene Abuelas y distintos organismos, veíamos cómo se podía ingresar a ese laburo, para tener este idioma joven que teníamos nosotros, que tenemos nosotros
Marcela: —Y también se daba un poco porque los mismos pibes se acercaban más a la agrupación que a Abuelas, por la cuestión genera-cional, por la cuestión de manejar otros tiempos y otros códigos. Hay muchos de los chicos que no se animan a ir a Abuelas y que sí se acercan a la agrupación, muchos que no saben que nosotros también hacemos ese laburo.-
Los miembros de HIJOS también a veces se van disparando hacia otro tipo de organizaciones. ¿Cómo se da esa inserción?
Marcela: —El militante de la agrupación que se identifica como tal, que puede decir “bueno, yo soy HIJO”, se planta en esa identidad en cualquier ámbito. En cualquier ámbito gremial, estudiantil, partido político, se planta desde su identidad como HIJO. Y me parece que eso también es lo que hace enriquecer las discusiones dentro de la agrupación. Porque por ahí los gremios y los partidos políticos, que son tan verticalistas y que son casi contradictorios a la estructura de HIJOS, te hacen plantarte con tu identidad de HIJOS y decir “bueno, no, compañeros, las cosas no se solucionan votando, se solucionan discutiendo”. Tampoco queremos cambiar el mundo, porque no lo vamos a lograr, pero...Emiliano: — ¿Por qué no? (risas)Marcela: —Somos la vanguardia... ¿Cómo era que nos había calificado la DIPBA? “La vanguardia revolucionaria latinoamericana”. Nos puso un título espectacular. ¡Nos hubiesen avisado antes! Nos enteramos tarde... Y bueno, tiene que ver con eso, con que uno toma la identidad de la agrupación y se planta en la vida desde esa identidad.

La muerte de un represor


A la larga lista de represores que encuentran la muerte en la comodidad de sus hogares, se le suma un ex integrante de la policía bonaerense que comandó la represión en la provincia de Buenos Aires junto al también fallecido Ramón Camps (jefe de la fuerza entre 1976 y 1977) y el actual convicto Miguel Etchetcolatz.
Se trata de Rodolfo González Conti, que en la mañana del lunes 9 de febrero falleció como consecuencia de una serie de complicaciones en su estado de salud mientras atravesaba una post-operación.
González Conti llegó al techo de su carrera policial cuando en el año 1977, bajo el rango de Comisario General, fue nombrado como Director de Seguridad, cargo que ejerció hasta entrado el año ‘79. Es justamente en este período donde las fuerzas represivas comienzan a realizar el mayor genocidio jamás imaginado contra gran parte de la sociedad civil argentina, y donde su imagen comienza a mimetizarse con el horror mismo. Organismos de DD.HH lo responsabilizan en el secuestro y desaparición de más de 10.000 personas, dado que bajo su mando se encontraban una veintena de Centros Clandestinos de Detención como La Cacha, El Pozo de Quilmes, Arana, Sheraton, Pozo de Banfield, entre otros.
Desde el año 2005, el ex jerarca policial se encontraba detenido en su casa de calle 43 Nº 623 de la ciudad de La Plata, donde asiduamente violaba su prisión domiciliaria para poder manejar su Renault Megane color beige metalizado. Estos datos fueron aportados a la justicia por varios de sus vecinos y las denuncias quedaron asentadas en el Juzgado Federal N° 3 a cargo del Dr. Arnaldo Corazza, quien ya lo había detenido en la causa donde se investigan los crímenes cometidos en la Comisaría 5ª de La Plata.
En búsqueda de una condena social, la agrupación HIJOS le realizó varios escraches en la puerta de su domicilio. El último se hizo el 28 de Noviembre de 2006, y en aquella ocasión la policía reprimió al grueso de manifestantes que avanzaba para poder realizar el acto en el frente de su casa. Después de tirar gases y balas de goma, desde el Ministerio de Seguridad bonaerense se informó a los medios de comunicación que: “no hubo represión sino disuasión”. Lo cierto es que el operativo continúo varias cuadras más del domicilio de Conti, dejando un tendal de heridos. A partir de ese momento y durante varias semanas, la casa del represor estuvo férreamente vigilada por personal policial.
En su largo paso por la policía provincial, el ya fallecido Comisario General se desempeñó como docente durante los años ’90 en la escuela de formación policial “Juan Vucetich”. En el libro Manual de Conducción Policial, editado en 1997 por Primo Editora y cuyos autores son el Comisario General Vicente Jorge Schoo y el Comisario Inspector Hugo Ignacio Silva, ambos retirados, el prólogo fue escrito por el mismo Gonzalez Conti. Pregonando principios autoritarios y antidemocráticos, este libro fue estudiado por los aspirantes a policías que ahora seguramente están en función.
A sus 77 años de edad, Conti supo edificar un buen pasar económico al reciclarse en el negocio de la seguridad privada. Gracias a los buenos contactos que supo cosechar en sus épocas de gloria dentro de la bonaerense, fundó estando en democracia varias agencias de seguridad privada que en estos últimos años transfirió a sus testaferros.

Comienza juicio por apropiacion de un hijo de desaparecidos

El juicio oral y público al ex comandante de Gendarmería Víctor Enrique Rei por apropiación de un hijo de detenidos-desaparecidos comenzará el próximo 23 de febrero, constituyéndose en el primer caso que llega a la Justicia con resultados genéticos obtenidos mediante un allanamiento judicial.
El Tribunal Oral Federal 6, presidido por José Martínez Sobrino y con María del Carmen Roqueta y Julio Panelo como vocales, será el encargado de juzgar en los Tribunales de Comodoro Py al represor acusado de la sustracción de un hijo de detenidos-desaparecidos durante la dictadura militar.
Los cargos que se le imputan a Rei son los de retención y ocultación de un menor de 10 años, supresión de la identidad y falsificación de documento público, considerados delitos de lesa humanidad y cuya pena máxima puede alcanzar los 25 años.
Rei está acusado de la apropiación del hijo de Liliana Clelia Fontana Deharbe y Pedro Fabián Sandoval, nacido durante el cautiverio de su madre, y a quien el represor anotó como propio bajo el nombre de Alejandro Adrián Rei en abril de 1978.
Así lo determinó la justicia de instrucción en la causa que tiene como querellante a Abuelas de Plaza de Mayo, que logró que ante la negativa de Alejandro de someterse a la extracción de sangre, se realizara un allanamiento en su domicilio para analizar sus pertenencias y obtener información genética.
En 2006 la justicia admitió por primera vez como válido para establecer la identidad el análisis de un cepillo de dientes , que confirmó que Alejandro era hijo del matrimonio Fontana-Sandoval.
"Es un caso importante porque por un lado se muestra que con este procedimiento se puede restituir la identidad de quien fue apropiado y llegar a un juicio oral donde se establezca una condena", expuso Alan Iud, abogado de Abuelas de Plaza de Mayo.
Iud explicó a Télam que después de un fallo de la Corte Suprema de Justicia que en 2003 resolvió que la extracción compulsiva afectaba derechos de la víctima, "la posibilidad de conocer la identidad de hijos de desaparecidos quedaba desplazada".
"Acá se está mostrando que se pueden realizar las dos cosas sin afectar los derechos de nadie, aunque no compartimos los criterios de la Corte en el caso de Evelyn Vázquez Ferrá porque consideramos que no hay afectación de derechos", afirmó.
Liliana Fontana tenía 20 años y estaba embarazada de dos meses y medio cuando fue secuestrada junto a Pedro Sandoval el 1§ de julio de 1977, en su domicilio de Caseros, por fuerzas de seguridad vestidas de civil.
Por testimonios de sobrevivientes pudo saberse que ambos estuvieron detenidos en el centro clandestino de detención Club Atlético, ubicado en Paseo Colón y Garay, hasta que Liliana fue trasladada para dar a luz un varón.
Según Iud, los testimonios aportados en la causa inducen a que el parto de Fontana se produjo entre fines de diciembre de 1977 y principios de enero de 1978, en una maternidad clandestina que aún no pudo establecerse.
Lo que sí quedó demostrado es que Rei falsificó la partida de nacimiento de Alejandro, en la que figura que nació en abril de 1978 en el Hospital Militar Central.
"En los libros del hospital no consta, como tampoco figura como personal médico el profesional que firmó el acta, un cardiólogo fallecido que también se comprobó que firmó otras partidas de nacimiento de chicos que fueron apropiados", señaló Iud.
En cuanto a la esposa de Rei como partícipe necesaria del delito de apropiación, Iud explicó que el proceso judicial contra ella está suspendido por pericias médicas que determinaron la insania de la acusada.
Aunque para la justicia de instrucción quedó demostrada la identidad de Alejandro, resta que el TOF6 ordene la nulidad de la partida de nacimiento por obtenerse mediante inscripción falsa y a su vez ordene una nueva con la verdadera identidad del joven.
"Vamos a pedir al Tribunal estas medidas, como también que deje claro que el cepillo de dientes analizado pertenece realmente a Alejandro", señaló el abogado al referirse a la impugnación que Rei realizó sobre el allanamiento al aducir que el cepillo analizado era el suyo, cuando en ese tiempo estaba detenido.
Por su lado, Alejandro "ya asumió su realidad", según dijo Iud a Télam reconociendo que el joven "tuvo momentos más conflictivos" y que "finalmente presentó un escrito en el que dijo no tener dudas que el resultado del allanamiento era correcto".
No ocurre lo mismo con el represor que en todas sus indagatorias negó sistemáticamente que el joven fuera hijo de desaparecidos.

miércoles, 22 de octubre de 2008

martes, 21 de octubre de 2008

lunes, 20 de octubre de 2008

Aclaraciones

(*1):Escrache
"Escrachar" es poner en evidencia, revelar en público, hacer aparecer la cara de una persona que pretende pasar desapercibida.
Gracias a la impunidad, hoy todos los asesinos, torturadores y cómplices están en libertad. Los cruzamos por la calle, son nuestros vecinos. La mayoría todavía usa las armas que nosotros pagamos para nuestra "protección". Las leyes de impunidad lograron que estos criminales, aunque toda persona honesta sabe que deberían estar presos, convivan con las personas de bien, muchas veces en el anonimato.
Hoy día hay solamente algunas pocas caras famosas de genocidas y cómplices que son reconocidas por la gente. Son los casos que fueron más difundidos por la prensa: varios de los miembros de las juntas militares, el ex ministro de economía Martínez de Hoz, y algunos personajes especialmente famosos por su sadismo, como el Capitán Astiz.
Estos sujetos no pueden presentarse en público más que en ciertos ambientes especialmente reaccionarios o frívolos. Fuera de allí, el común de la gente reacciona indignada ante su presencia, muchas veces con violencia. Donde son vistos generan rechazo, asco y furia.
Pero la mayor parte de estos criminales son desconocidos para la mayoría de la gente, así que gozan de una tranquila impunidad.
Con el escrache queremos hacer pública la identidad de estos sujetos: que los compañeros de trabajo conozcan cuál era su oficio en la dictadura, que los vecinos sepan que al lado de su casa vive un torturador, que los reconozcan en la panadería, en el bar, en el almacén. Ya que no hay justicia, por lo menos que no tengan paz, que se los señale por la calle como lo que son: criminales. Que no puedan ocupar cargos públicos, que los políticos y empresarios (que en general sí conocen su pasado) deban echarlos o esconderlos para evitar la vergüenza de que se sepa que contratan asesinos --o para no perder votos ni clientes.